En el Casco Viejo de San Sebastián o en el barrio de pescadores de Fuenterrabía, los pinchos son una tradición, un arte de vivir.
A la hora del aperitivo, puede pasear por la calle con los amigos y darse un capricho bar tras bar. Es una auténtica fiesta para los ojos ver el mostrador desplegando mini raciones y tapas, cada una más suculenta que la anterior, imposible resistirse, cada casa tiene su especialidad, así que no se lo diga a nadie, hemos seleccionado unas cuantas buenas direcciones para usted.
Y después de ese aperitivo a la española, una cena “casera” en una sidrería, cuando el bodeguero grita “YO”, comienza el ritual... o un ambiente más silencioso y confidencial en una cofradía gastronómica a la que sólo tienen acceso los iniciados, le abriremos esas puertas secretas.
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